martes, 3 de mayo de 2011

Albert Schweitzer

Como joven teólogo protestante, su primer trabajo importante, por el cual ganó una gran reputación, fue en la obra En búsqueda del Jesús histórico (1906), en la que mostró a Jesucristo con la pasión de sus propias convicciones respecto a la vida de Jesús. Manifestó así su ruptura con el liberalismo teológico que había imperado en Alemania a lo largo del siglo XIX al hacer de Jesús un profeta convencido de la realidad de un Reino de Dios que estaba a las puertas. Estableció su reputación como erudito del Nuevo Testamento por otros estudios teológicos, como El misticismo de Pablo Apóstol (1930).
En estos estudios Schweitzer examinó la creencia escatológica de San Pablo y de su mensaje en el Nuevo Testamento. Se considera a Albert Schweitzer como fundador de la Escatología Realizada.
Albert Schweitzer fue en su día un organista famoso, muy interesado en la música de Bach. Desarrolló un estilo de interpretación simple que, según su parecer, era más cercano a lo que Bach había querido componer. Basó su interpretación principalmente en una nueva valoración de las intenciones religiosas en la obra de Bach. En su libro Johann Sebastian Bach, cuya última versión terminó en 1908, abogó por este nuevo estilo, que ha tenido gran influencia en la manera en la que la música de Bach se está tratando en la actualidad. Albert Schweitzer fue también un constructor de órganos famoso.
La visión del mundo de Schweitzer estaba basada en su idea de la Reverencia por la vida, que él creyó que fue su mayor y más simple contribución a la humanidad. Él veía una decadencia en la civilización occidental, debido a un paulatino abandono de las raíces éticas: las de la afirmación de la vida.
Su convicción más firme era que el respeto por la vida es el principio más alto. En un modo similar de exaltación de la vida a la de Friedrich Nietzsche, un filósofo muy influyente en la época actual, Schweitzer siguió la misma línea de pensamiento que la del ruso León Tolstói. En su época, algunos compararon su filosofía con la de san Francisco de Asís, comparación que él no rechazó.
La ética, según Schweitzer, consiste en la obligación de demostrar que la voluntad de vivir de uno mismo y la de cada ser tienen la misma reverencia de lo que es propio. En las circunstancias donde no podamos satisfacer esta obligación, no debemos caer en el derrotismo, puesto que la voluntad de vivir se renueva una y otra vez, como resultado de una necesidad evolutiva y de un fenómeno con dimensión espiritual.
Sin embargo, como Schweitzer mismo precisó, no es imposible ni difícil pasar una vida sin seguir este principio: la historia de las filosofías y de las religiones del mundo demuestra claramente muchos casos de la negación del principio de la reverencia por la vida. Señalaba a la filosofía que prevaleció en la Edad Media en Europa y a la filosofía india del brahmanismo. Sin embargo, este tipo de actitud carece de autenticidad.
Desde que venimos al mundo, se nos ofrece un drama horrible: el hecho de que la voluntad de vivir, mirado como suma de todo lo que el individuo quiere, se divide contra sí mismo. Una existencia es enfrentada contra otra, una destruye a la otra. Sólo mediante el pensamiento el ser adquiere la voluntad de vivir, siendo consciente de la voluntad de vivir del otro y del deseo de solidaridad con él. Esta solidaridad, sin embargo, no se puede producir, dado que la vida humana no escapa al desconcierto y a la horrible circunstancia de tener que vivir con el coste de otra vida. Pero, como ser ético, uno se esfuerza por escapar, siempre que sea posible, de esta necesidad, y poner fin a esta desunión de la voluntad de vivir, en cuanto esté dentro de su poder.
Albert Schweitzer pasó la mayor parte de su vida en Lambaréné, en la actual Gabón, África. Tras finalizar sus estudios en medicina en 1913, se trasladó a ese país con su esposa en donde estableció un hospital cerca de una misión ya existente. Allí trató y atendió literalmente a millares de pacientes. Tomó a su cargo el cuidado de centenares de leprosos, y trató a muchas víctimas del mal africano enfermedad del sueño.
En 1914 comienza la Primera Guerra Mundial y, como ciudadanos alemanes en territorio francés, Schweitzer y su esposa fueron hechos cautivos y confinados temporalmente a su casa. En 1917 los internaron en Garaison, Francia, y en 1918 en la Provincia de Saint Rémy. Allí estudió y escribió tanto como le fue posible en la preparación, entre otros, de su famoso libro Culture and Ethics (publicado en 1923). En julio de 1918 se le concedió la libertad, y mientras trabajaba como auxiliar médico y ayudante de vicario en Estrasburgo, pudo acabar su libro. Con el tiempo, comenzó a dar conferencias sobre sus ideas, dondequiera que lo invitaran. Nó sólo deseaba que su filosofía de la cultura y la ética se conocieran ampliamente; también le servía como medio para recaudar fondos para la fundación de un hospital en Lambaréné, para el cual no dudó en vaciar sus propios bolsillos.
En 1924 volvió a Lambaréné, donde dirigió la reconstrucción de su viejo hospital, después de lo cual reanudó sus prácticas médicas. Pronto dejó de ser el único doctor del hospital, y siempre que le fue posible viajó a Europa para dar conferencias en distintas universidades. Poco a poco sus opiniones y conceptos fueron ganando reconocimiento, no solamente en Europa sino en todo el mundo.

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